Vistas de página en total

miércoles, 18 de mayo de 2011

EL CARÁCTER ORAL EN LA ESPOSA DEL REY DE LAS CURVAS DE ALFREDO BRYCE ECHENIQUE


Henry Rivas Sucari
revistanaufrago@hotmail.com


El último libro de Bryce, La esposa del Rey de las Curvas, es la invitación a un acto narratario oral con caracteres nostálgicos, compartido a su vez de una ironía a veces triste, a veces hiriente, y que demuestra que el autor de El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz, continúa el estilo que le ha identificado en sus más de treinta años de carrera literaria.


El cuento que da nombre al libro La esposa del Rey de las Curvas, (Arnaldo Alvarado "El Rey de las Curvas" (1901-1988), fue un ídolo del automovilismo desde el año 33 hasta el 75, inmortalizando su robusto Ford, el "Ladrillo Rojo". Como homenaje, la última etapa de los Caminos del Inca, Arequipa-Lima, lleva el nombre de Alvarado )recurre a una temática bastante tratada en intertexto de la obra bryceana.. Es decir, en entrevistas y otros libros, como lo son sus memorias Permiso para vivir, Bryce, a la manera de anécdota, narra las peripecias y el inicio de su lenguaje oral y sus dotes como narrador infantil.


La anécdota da como resultado, en parte, como material valido del que construye sus relatos, una fuente para manejar las historias como una pieza de ajedrez, ganando, pero siempre por distintos caminos, contando la misma historia una y otra vez, con distintas alegorías, nuevos personajes, espacios exagerados, etc. Sin embargo, todos esos elementos constituyen el recurso base para el tipo de narrador que es Bryce, un narrador oral. El narrador oral es entendido no como un narrador plenamente dicho, sino como un contador, el contador de una narración. La tradición de la oralidad se remonta al principio de la humanidad, a las primeras manifestaciones de lo que llamamos literatura: la creación de historias. El cuento La esposa del Rey de las Curvas, es el nacimiento de un narrador oral, de naturaleza mitómano y con la perfecta audacia de la complicidad familiar.

Cuando la narración oral se dirige al papel, no pierde su tradición de oralidad, es decir, inmediata, contextualizada, digresiva, tonémica; sino más bien, refuerza estos rasgos al imitar a una oralidad hablada sobre la hoja en blanco, produciendo una segunda oralidad, cuyas características son las mismas, pero construidas por un narrador que debe causar la misma ilusión de la oralidad presente. Este acto, es obviamente difícil, pues el narrador debe trabajar ya no solo con palabras, modismos, o improvisaciones, sino con normativa, espacios e imaginando a un lector en vez de un auditorio.

Bryce logra el efecto del narrador oral, esa ha sido su virtud en la mayor parte de sus libros, ayudándole también a conseguir la construcción de un estilo propio, lleno de intertextos de la cultura popular, canciones de rancheras, boleros, así como también de la cultura literaria universal. .

Uno de las mejores realizaciones en este libro es el cuento Peruvian Apollo, personaje que le hace un guiño cómplice al fortachón Cajahuaringa de la novela No me esperen en abril. El cuento, si bien narra la degradación de un personaje de la clase alta peruana, tópico recurrente en la narrativa bryceana, sale del molde de los acostumbrados depresivos, al mantener, aún en los momentos más trágicos, un humor campesino y un carácter resignado, pero positivo.

Los personajes bryceanos siempre se han movido entre el fracaso y la tristeza, entre la melancolía y la evocación al paraíso perdido, la desolación y la muerte. El cuento Y se me larga usted en el acto y Las manías del primo Rodolfo. Constituyen un retorno a la Lima que se fue y a los personajes llenos de excentricidades, atrapados en una dimensión familiar que les impide desarrollarse en una sociedad moderna. Este arcaísmo en sus gustos, manías, visiones del mundo, los conducen casi siempre al fracaso, a la soledad inexorable de la incomprensión.

La detestable ciudad de Bolon-i-a es un cuento que sobrepasa la dimensión del relato a la dimensión fonológica, así los sonidos, las pronunciaciones de Bolonia por Bolon-ia adquieren una transgresión de significados y tiempos. El significante jugará una variación fonológica para la representación del mundo positivo versus el mundo imposible, el mundo negativo y frustrante. El juego lingüístico atraviesa varios enunciados: Bolonia, Bologna, Boloña, para terminar en un escatológico Bolon-i-a, que conducirá a Joaquín Sumalavia a los infiernos del trueno estomacal, la desgarradora, aflojada y alocada carrera hacia la defecación desesperada, que terminará por arruinar su viaje a un país extraño y doloroso para él y su novia.

La funcionaria lingüista, el primer cuento del libro, (lo menciono al final por su carácter irónico destructivo) tiene un parecido en su propuesta al registro de la novela Las obras infames de Pancho Marambio, es decir, parece que hubiese sido escrito en un acto de venganza, de rencor y de odio. Bryce recurre para desacreditar al oponente de su relato a la caricaturización. Este juego, donde involucra toda la herramienta irónica que le es conocido, sirve para describir a un personaje nimio y a la vez poderoso, Raquel María Trinidad Quiñones Salcedo, una funcionario lingüista, mediocre, arribista, algo hermosa pero a la vez ridícula, que despedaza todo lo que puede servir para hacerla ver lo que es, un parásito aprovechado de las fuentes culturales españolas. El narrador autodiegético se llama Raúl y vive entre los actos memoriosos y los del oprobio. El acto narratario es propio de un acto catártico. La eclosión de lo bárbaro a través del ludismo memorioso y carnavalesco. Bajtín nos habla de esta categoría en su libro La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, donde algunos de los temas tratados son el cuerpo grotesco, disfraces y metamorfosis; la ironía y los modos distanciadores como sátira, parodia, estructuras y causalidades invertidas. En este cuento Bryce recurre a varios de estos elementos, algunos con éxito, otras veces con descaro.

En conclusión, La esposa del Rey de las Curvas es un libro claramente situable dentro de la temática recurrente bryceana. No encontraremos novedades e innovaciones como en sus entregas anteriores, pero si la pulsión de un contador de historias, vigoroso y efectivo.

MI ROPA DE DOMINGO


Javier Bernal Aguedo

"¡Maldita sea!, ya es tarde, de seguro mi viejita está preocupada por mí y yo recién llego a la casa. Todo por culpa de esos tarados de mis "amigos" que no me dejaban ir". Seguía caminando y pensaba qué decirle a mamá cuando llegue a casa. El Sol ya estaba encimado en el cielo y yo recién llegando a mi hogar con el malestar de la resaca y con la peor pesadez que se pudiera sentir.


Me sentía raro, ya que a pesar de lo desastroso que lucía y mi caminar tambaleante, la poca gente que vi en el trayecto no me prestó atención. "Mejor para mí, luego no van a chismear tonteras en el barrio; bueno, y si lo hacen, igual no me importa”.


Ya casi al aproximarme a la puerta de mi hogar me acomodé la ropa; ahí me di cuenta de que estaba todo cochino, parecía indigente. "Con razón no me reconocieron mis vecinos", pensé. Traté de recordar dónde pasé la noche, pero por más que hice el esfuerzo en acordarme no pude.
Mi casaca estaba toda negra como si me hubiera revolcado en polvo de carbón y lo mismo noté en mi blue-jeans, mis zapatillas blancas ya no son más blancas, el matiz grisáceo las hacían parecer zapatos. "¡Qué desgracia! ¿Dónde me metí?", seguía pensando. "¡Qué vergüenza que me vean así!". En ese momento vi mis manos; estaban negras y melosas. "De seguro fue por el trago". Al acomodarme el cabello lo sentí duro, como si me hubieran echado algo pegajoso en la cabeza. "¡Carajo! ¡¿Qué me han echado estos mierdas?!”, pensaba muy furioso en lo que probablemente hicieron mis amigos por gastarme una broma; sin embargo, no me acordaba nada. Me acomodé como pude y continué mi camino; de pronto me encontraba ya apoyado en el umbral del portón de mi casa; al empujar la puerta de entrada, noté que estaba abierta. "¡Uy, qué suerte!, así no hago bulla". Rápidamente, me escabullí por el patio y fui a esconderme en mi habitación.


Con las pocas fuerzas que me quedaban, me saqué todo y escondí mis ropas por si mi madre entraba luego a mi cuarto. "¿Pero...Y ahora mi cabello y mis manos? ¿Cómo hago para lavármelas?; sino, voy a ensuciar toda la cama y peor mi mamá se va a enojar más".


Ahí noté que la casa estaba muy tranquila y sombría. "Seguro no hay nadie", pensé y me asomé a la ventana que miraba al patio. Como no vi a nadie, salí apresurado al baño y tomé la ducha más veloz que recuerdo haberme dado en mi vida. Salí del baño y llegué a mi pieza, cerré con llave y me puse a dormir.


De pronto se interrumpió mi sueño. -¡¿Por qué has sido tan inconsciente?! - Era mi madre frente a la puerta de mi habitación que gritaba y sollozaba a la vez. El temor a la reprimenda y un halo de cobardía hicieron que me quede callado; es más, traté de hacerme el dormido, pero… "Mejor pienso en qué pretexto darle a mamá".


-¡Siempre te dejé hacer lo que querías y ves cómo te has comportado! - Seguía diciendo parada frente a mi puerta, pero no entraba a mi cuarto.


-¿Era difícil decirle "no" a tus amigos? - dijo sus palabras como reprimiéndome y lamentándose.
-¿Acaso yo te crié mal para que me pagues así?- Sentí que se pegó a mi puerta y se puso a llorar.
Estaba por abrirle cuando en ese momento escuché -Ya mamá, ¡cálmate! Espera que pase tiempo. ¿No te das cuenta que te hace mal ponerte así?- Era mi hermano mayor.


-No hagas mala sangre. De nada sirve si es que mi hermano no aprendió la lección en su debido momento. Luego va a pasar- le dijo como queriendo calmarla.


"¡Pucha!" pensé. "Seguro que como no llegaba, mi mami fue a buscar a mi hermano para que me ubique por algún lugar del barrio, y ahora él también debe estar enojado, y él sí me va a sacar la mierda cuando me levante, ya conozco la forma cómo hace justicia y que respete las normas de la casa dictadas por mamá". Me entró temor, más por enfrentar mi irresponsabilidad que por encararlo. Sabía bien que había hecho mal.


Sentí más bulla en la casa, mis hermanos menores iban de un lado a otro; lo noté porque sus pasos iban y pasaban de sus dormitorios, junto al mío, hacia la sala. Escuchaba el sonido que hacían con las charolas, platos y tazas de la vitrina que adornaba la sala (como una estatua sempiterna); las estaban sacando y de seguro era porque algo iban a preparar. Todos hablaban en voz alta, empero uno a la vez. No escuché bien lo que decían; no obstante, algo de una reunión en el local social se trataba.


Como era domingo, pensé que había una fiesta religiosa, de las tantas que había en mi barrio, y a las cuales mi madre era infaltable; sin embargo, no sentía cohetes ni música de los "ccaperos". "Seguro es una fiesta pequeña o se trata de algún santo menor...Ya luego me acuerdo" y seguí tratando de dormitar, pues la resaca me destrozaba la cabeza; era un golpe de gong que retumbaba y maltrataba a la vez.


Luego escuché a mi hermano menor -¡Ma´! Ya subimos para el local. Ya está todo listo-. De mamá no oí responder nada, sólo balbuceaba en voz baja, lo único que escuché fue un sonoro suspiro y un murmullo que no comprendí. "Pobre mamá, sufre por mi culpa e insensatez"; pensé. "Bueno, tengo que pedirle disculpas y cambiar de actitud". Estaba verdaderamente arrepentido, me di vuelta en la cama y me cubrí con el edredón azul que me regaló papá cuando me dieron un dormitorio para mí solo. Quedé nuevamente dormido dejando que pase tiempo y la casa se mantuvo en silencio.


-¡Tan, tan, tan....!- Como nunca, escuché al reloj de campana de la sala que sonaba siempre a la hora del almuerzo. Desperté. Ya estaba casi repuesto, sólo un poco de pesadez dejado por la resaca tenía en el cuerpo.


"Bueno" dije "Tengo hambre y como todos están en el local social, voy para allá y seguramente hay un suculento almuerzo; de paso me acerco a mi viejita; le pido disculpas y como habrá full gente paso piola y el regaño no va a ser grande". Ya había planificado cómo hacer para que la reprimenda que me esperaba no sea tan fuerte.


Me levanté, me arreglé en el baño, regresé a mi pieza y me alisté. Vestido bien con la ropa de domingo, limpio y elegante, salí de mi casa con dirección hacia el salón social.


Al ir aproximándome al local, noté que entraba y salía bastante gente. "Bien, alístate para poner cara de arrepentido y de yo no fui" me decía.


Cuando llegué a la puerta no pude creer lo que vi. Era un velorio, el féretro estaba en el centro de la habitación de entrada; el cuadro era tétrico, y el salón a pesar que era de día estaba en penumbras; mi madre y mis hermanos estaban en un salón contiguo vestidos de negro.


"¡No puede ser! Seguro es mi abuelo. El viejo ya estaba en las últimas con su corazón, y más aún que yo no llegaba a la casa, de hecho que por la preocupación y el sobresalto le dio un infarto y se murió". Me sentí culpable “...Y lo peor de todo es que no estuve en la casa para ayudar a mamá en ese rato de desesperanza, o a fin de cuentas, para acompañar al viejo en sus últimos momentos. Soy de lo peor", me decía y agaché la cabeza, meditabundo y acongojado, moviéndola hacia ambos lados como no aceptando la culpa.


"El viejo siempre fue muy bueno conmigo y yo era su nieto preferido". Unas lágrimas se aproximaron a mis ojos mientras lo recordaba e ingresaba al salón.


Me acerqué lentamente a las exequias y a cada paso que daba sentía el remordimiento de descubrir ese rostro que ya nunca más iba a ver, o recordar esa voz que nunca más iba a oír y trataba de imaginar a mi abuelo en casa dándome un consejo o contándome una de sus anécdotas inmemorables. Me acercaba cada vez más y cuando estuve al lado del féretro un rayo helado atravesó todo mi cuerpo y me dejó paralizado. ¡No podía creerlo! Dentro de él estaba yo vestido con mi ropa de domingo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Giovanna Pollaroloy José Miguel Oviedo:Vargas Llosa y la vocación literaria


La vocación literaria nace del desacuerdo de un hombre con el mundo, de la intuición de deficiencias, vacíos y escorias a su alrededor. La literatura es una forma de insurrección permanente y ella no admite las camisas de fuerza. Todas las tentativas destinadas a doblegar su naturaleza airada, díscola, fracasarán. La literatura puede morir pero no será nunca conformista.

Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936)


-----------------------------------------------------------------------------------------



Por José Luis Rodríguez Eguizábal
jlre30@hotmail.com

La literatura ha convertido para Mario Vargas Llosa, a través del tiempo, en su máxima obsesión y, ahora, en su más grande logro y realización. Sin embargo, la literatura nunca dejó de ser para él un problema.La obtención del Premio Nobel de Literatura podemos verla como una respuesta positiva a su terca ubicación como partidario, creyente, feligrés, enamorado y, finalmente, creador de literatura desde su propia visión.

Giovanna Pollarolo propone ideas muy bien sustentadas en torno a la novela Travesuras de la niña mala, en la que descubre una alegoría vargasllosiana de la vocación literaria. Esta representación simbólica no es una novedad. Desde la antigüedad, la poesía como creación literaria ha sido, a su vez, alegorizada, simbolizada, re-presentada. Otro peruano famoso la llamó la niña de la lámpara azul –José María Eguren–. Pero que no sea una novedad no significa que Vargas haya caído en el lugar común de repetir la simbolización. El mayor acierto de Vargas Llosa, según Pollarolo (75), está en que ha escrito una novela que es ella toda una metáfora de la vocación literaria, cuyo contenido revela una intencionalidad temática desde el comienzo hasta el final: la niña mala es la literatura. Escribe Pollarolo: «Vargas Llosa lleva consciente y deliberadamente la entrega amorosa a extremos casi inverosímiles porque a través de esta historia está hablando de la vocación en términos del amor a una mujer que al igual que mata, da vida: habla de esa clase de amor que es fuente de las más intensas alegrías tanto como de los más dolorosos sufrimientos».

A la figura de la niña mala, Vargas opone la del niño bueno. ¿A quién representa esta imagen? ¿Cómo logra que esta aparente oposición se mantenga como constante a lo largo de todo el texto novelístico? El niño bueno es el autor literario. Y la relación entre niño y niña, constantemente crítica, difícil, contradictoria, problemática es, en verdad, una interrelación en la que ambos contribuyen porque ambos se necesitan: el autor necesita a su obra, la obra no es nada y ni siquiera existe sino por su autor.

En realidad, Vargas Llosa replantea un continuo dilema. Su novela Travesuras de la niña mala es sólo un pretexto para definir los límites y la naturaleza de la literatura en tanto acción, actividad y producto que se ha dado y se da en la sociedad y para definir el tipo humano que se dedica a producirla, al autor literario. Aquí él mismo se autoanaliza y justifica su vocación literaria, su amor por la niña mala.

A pesar de todo, Vargas maneja el tema de la vocación literaria de manera obsesiva. Las travesuras… se convierte sólo en una muestra de la amplia lista en que se ocupa de aquella: La ciudad y los perros, a través de las cartas de Alberto ‘El Poeta’; La tía Julia y el escribidor, en la figura del prolífico autor de radioteatros Pedro Camacho; y en Elogio de la madrastra y Los cuadernos de don Rigoberto, mediante las reflexiones sobre el arte y la cultura. El tema de la vocación literaria entendida como una entrega total está presente en buena parte de las novelas de nuestro laureado escritor. Pero lo está igualmente en su producción ensayística y crítica. Pollarolo nos lo recuerda a propósito la sustentación de las ideas vargasllosianas en La orgía perpetua, Historia de un deicidio, La tentación de lo imposible y Cartas a un joven novelista.

Por nuestra parte, debemos anotar que en La utopía arcaica(1997), ensayo dedicado a crítica del indigenismo peruano a través de la obra de José María Arguedas, Vargas Llosa aborda el tema de la vocación literaria sosteniendo la idea que el escritor que coloca su obra al servicio de alguna ideología perjudica inevitablemente su autonomía como creador. De esta manera, sostiene que algunas de las obras de José María Arguedas ven mermada su calidad literaria porque procuran emular un retrato sociológico de realidad andina, elemento que restaría la autenticidad artística de la literatura y el poder de la ficción en los productos culturales.

Como afirman los psicoanalistas, Vargas Llosa parece situarse en la defensa de su tesis referente a la literatura como vocación a la que no puede renunciar, marcado como estaba desde los inicios de su producción por oposiciones de la familia y del mundo mismo que no da al escritor la posibilidad de vivir de la literatura (José Miguel Oviedo nos recuerda que Vargas Llosa comenzó como periodista), ideas contra las cuales organiza su mundo interior y el mundo que le rodea a través de la creación novelística de manera decidida, terca y obsesiva.

Pollarolo señala que Vargas Llosa se entrega a la literatura como el personaje de Las travesuras,Ricardo Somocurcio, quien se esclaviza a la niña mala –Lily– de tal modo que la relación con ella se materializa en «una sumisión, relación de siervo a su dama, entrega a la niña mala»a pesar de que ella obra con traiciones y malos pagos. Su fidelidad —la del niño bueno— ante una traidora se debería a que la tal niña mala opera «como el motor que lo impulsa, no importa que haya actuado como un amor que perturba, que lo enajena, lo vuelve insatisfecho, le causa enormes dolores y sufrimientos, incluso lo enferma y empobrece. No importa todo eso. Su vida, gracias a la niña mala, gracias a ese amor perturbador, ha sido intensa, ha escapado de la mediocridad. La vida del niño bueno adquiere sentido gracias a la presencia de la niña mala. De no ser por ella, su existencia se hubiera limitado a las cuatro paredes de un departamento, aun cuando estuviera en París». Por eso apunto que la pertinacia de hacer literatura en Vargas Llosa es una obsesión cuyo origen forma parte de su propia estructura personal. Y que las imágenes creadas en las novelas y en la ensayística que culminan en Las travesuras de la niña mala constituyen un logro metafórico del empecinamiento de un autor literario, no obstante las veleidades de un arte tan humano aunque difícil de cultivar.

viernes, 13 de mayo de 2011

LA GENEALOGÍA DE LA MORAL DE FRIEDRICH NIETZSCHE

Por Henry Rivas


El filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche publicó, hace más de cien años (1887), uno de los libros más extraordinarios del pensamiento universal: La genealogía de la moral.Nietzsche tiene dos propósitos fundamentales en esta obra filosófica: indagar en la etimología occidental del concepto de la moral y devastar la ideología judeo-cristiana en el mundo. Para este propósito, nada pequeño, se vale del conocimiento enciclopédico de buena parte de la tradición filosófica de su tiempo, la crítica frontal contra los pensadores ingleses y un trabajo deconstructivo (es un precursor en este campo) del concepto de los valores y la moral.

Para Nietzsche existe un conveniente olvido y la falta de espíritu histórico de sus contemporáneos. El concepto de “bueno” se desprende de “noble” y el “malo” de “plebeyo”. A lo “bueno” también se asociaría lo “superior” y a “malo” lo “inferior”. Las nociones y sentidos de lo “bueno” son establecidas y jerarquizadas por los aristócratas. Además, de todo lo que se asocie a sus distintas creencias y actividades. En cambio, lo “malo” se asociaría con las actividades y actitudes del mundo plebeyo.


Lo “bueno”, entonces, siguiendo sus raíces etimológicas, tiene una idéntica metamorfosis conceptual: Noble, aristocrático, valiente, conceptos básicos a partir de los cuales se desarrolla por necesidad el mundo privilegiado. Asimismo, asocian a estas particularidades el sentido de la veracidad “su verdad”. Esto podría asociarse también, desde la óptica alemana, a una diferenciación, además de conceptual, de racial. A lo “veraz”, “bueno” se asocia lo “rubio”, relacionado con los conquistadores germanos portadores de “la civilización”. Por otro lado, a los conceptos de “vulgar” y mentiroso” se les vinculará lo “malo” y “cabellos negros”, representantes del mundo y espíritu primitivo.

Nietzsche arremete, para servicio de su propósito, contra el pueblo sacerdotal por excelencia: los judíos. A ellos culpa de la mediocrización de la casta gobernante europea. El gran triunfo del pensamiento judío lo logra el que rompe justamente esta tradición: Jesucristo. Este, para el pueblo de Moisés, sería su aniquilador y su héroe. El pensamiento cristiano no es otro que la proyección del judío. Los miserables son los buenos, los pobres, los impotentes; son, todos estos, los benditos de Dios. Para Nietzsche, entonces, con los judíos comienza en la moral la rebelión de los esclavos.

Otra perspectiva audaz es la explicación del odio judío, creador de ideales, modificador de valores, que se consuma con la creación de un “amor nuevo”, pues con esta filosofía los esclavos han vencido y la iglesia repugna por la inyección de este veneno. El Jesús de Nazaret—el evangelio viviente del amor— es el que ha alcanzado la meta de su sublime venganza y su gran paradoja universal (adorar a Cristo con sus carnes despedazadas en la cruz) será parte de la glamorosa forma de inmortalizarlo a partir del resentimiento judío. Entonces, la rebelión de los esclavos en la moral comenzará cuando el resentimiento mismo se vuelva creador y engendre valores. Sucede la transvaloración que forma parte cautivante del resentimiento judío. Esa, para Nietzsche, es la clave de la inteligencia superior en comparación de cualquier raza “noble”.

En cuanto al respeto por los enemigos, el noble tendría un valor al reconocer en el “otro” (en realidad uno muy parecido a él) el respeto, los cual ya es un puente para el amor, pues el noble reconoce en su enemigo sus propias cualidades, rangos, etc. El hombre noble reclama para sí su enemigo como una distinción suya (no soportaría, como afirma Nietzsche, ningún otro enemigo que aquel en el que no hay nada que despreciar y sí muchísimo que honrar).

Para Nietzsche el cristianismo es un asesino de la humanidad, esta lo ha soportado todo, y su naturaleza es lucha, el combate, la guerra. El cristianismo, entonces ha propugnado que la debilidad debe ser mentirosamente transformada en mérito. Esa es una traición a la naturaleza humana. La clase “noble” se dejó arrastrar por las iras del pecado y asumió un ideal (judío y mediocre) que no era el suyo, transformó sus propias fortalezas en debilidades y aceptó el discernimiento de que la moral del perdedor, del que carece de voluntad y fuerza, es la correcta y se enmarca en el nuevo virtuosismo de occidente, nada más perverso y aniquilador de la raza humana.

Los lectores de Nietzsche lucen, en todas las generaciones que le precedieron, un espíritu renovador, pero, también, un estado de de duda sobre el pensamiento perverso y divino de la tesis del superhombre, que prodiga grandes hazañas y, también, grandes desastres, como el nazismo y el afán autoritario y hegemónico de todo régimen fascista. La equivocada idea de la fuerza y el nacionalismo han servido como pretexto para los grandes asesinatos y calamidades de nuestro tiempo. Toda lectura es pródiga, y Nietzsche, claro, es un soplo de sabiduría y voluntad en las mentes y estados de la inercia; pero la lectura, de cualquier libro, debe ser crítica y vista en el contexto de cada época.

Presentación



La Revista de Humanidades César Vallejo ha sido creada con el objetivo de publicar los ensayos, textos académicos y creación artística de los profesores de Formación General de la Universidad César Vallejo-Lima Este. Asimismo, servirá como una herramienta de producción de conocimiento y aplicación de las distintas disciplinas teóricas que se utilizan en el trabajo universitario.

Una de las mayores preocupaciones que ha tenido y tiene toda universidad es la investigación y trabajo intelectual de sus docentes. En estos tiempos de globalización y postmodernidad, es importante que el profesor universitario interactúe con las nuevas herramientas tecnológicas hacia la propagación del conocimiento y la reflexión crítica. Este espacio, entonces, será una ventana virtual por donde los profesores presentarán sus inquietudes intelectuales, motivaciones de discusión y debate.

Invitamos a los alumnos de nuestra universidad y , también, a los de otras, para que puedan compartir con nosotros este medio virtual y, así, debatir, discutir, interpretar las ideas que constituyen todo espacio de reflexión social y cultural. Los comentarios serán bienvenidos.